Publicado: 08/04/2018 - Actualizado: 09/04/2018
Autor: Antonia González
Cada día hay más necesidad y urgencia por “estar bien”, por no sufrir, por no pásarlo mal, parece que estamos casi obligados a ser felices, a estar riendo todo el día, quieras o no quieras…y ese positivismo, que es maravilloso en su justa medida, llevado al extremo, es MUY peligroso.
El peso de la Infertilidad
Esta semana he leído un par de textos por internet que me han impresionado y que me han hecho reafirmarme en mis convicciones.
Todos sufrimos, todos hemos sufrido y todos sufriremos. Todos hemos pasado dolor, todos lo pasamos y todos lo pasaremos. Eso en ineludible… forma parte de la vida. Y es maravilloso que cada día seamos más conscientes de nuestras emociones, porque esa es la única forma de atenderlas correctamente, pasar por ellas de puntillas solo nos lleva al más puro fracaso emocional… así que bienvenid@s a la época de reconocer nuestras emociones y por supuesto, a la época en la que queremos cuidarnos, no solo físicamente.
Hasta aquí, a mí, me parece maravilloso, pero lo que empieza a preocuparme es que busquemos a toda costa, por encima de todas las cosas, incluso de nosotros mismos, la felicidad, porque queremos ser eternamente felices, ahí nos equivocamos, y mucho.
No hay nada más frustrante y que te haga más infeliz que no aceptar los momentos de tristeza, de sufrimiento, de dolor… tengo la sensación de que hemos llegado a un punto en el que si no eres siempre feliz, o si no buscas siempre la felicidad, ya no interesas, ya no formas parte… y esto es una pena…
Obvio que no tenemos que quedarnos enganchados al dolor, al pasado, a lo ocurrido, y por supuesto que tenemos que aprender de todo, lo bueno y lo malo, que nos acontece, pero mi pregunta es… Siempre? Hemos de ser seres perfectos?
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Creo que el exceso de positivismo está creando mucho rechazo y que consigue todo lo contrario. Creo firmemente que el dolor y el sufrimiento forman parte de la vida, tanto o más, como la muerte.
No nos gusta? CLARO! A nadie le gusta, pero forma parte y tenemos que aprender a aceptarlo.
Mi trabajo consiste en ayudar, en recorrer un camino nada fácil, el de la infertilidad, y la infertilidad siempre va acompañada de dolor, porque todas las parejas o mujeres que llegan a ese punto, nunca imaginaron que les iba a “tocar” a ellos, esta es una de las frases más repetidas en la consulta…
Y nuestra labor es encontrar el “por qué” y el “para qué”, y aprender de ella, sí, aunque suene extraño, se puede aprender de la infertilidad, y de un cáncer, y de una pérdida, se puede, pero eso no significa que pasemos directamente a ese paso, NO, eso es un error, y acabará pasándonos factura, seguro.
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Se trata de reconocer que estamos “heridos”, se trata de hundirse en lo más profundo de lo profundo, se trata de darse permiso a estar mal, porque la única forma de estar bien, es aceptar que estás mal, y que necesitas tiempo, cuidados, para recuperarte…
Vivimos en una sociedad en la que parece que está mal visto estar enfermo!! Tenemos tanto miedo a estar tristes, deprimidos, ansiosos, a tener una enfermedad, que no queremos ver a otros que lo están pasando mal, y a veces pensamos que la única forma de ayudarles es obviando lo que sucede, es no dándole importancia, es diciendo “venga, no pasa nada”.
COMO???? Que no pasa nada!!!??! Sí pasa, y pasa mucho, y me hace daño y me duele y me ha desestabilizado la vida.
Cuando el diagnostico de infertilidad entra en una casa, la pone patas arriba, y tenemos que enfadarnos, eso sí es normal. Tenemos que sentirnos culpables, eso sí es normal. Tenemos que maldecir a quien sea, eso sí es normal. Tenemos que llorarlo, tenemos que sufrirlo y mirar al dolor desde muy cerca, eso, señores y señoras, es lo normal.
Lo único que no debemos hacer es quedarnos ahí eternamente, pero vivirlo y sufrirlo, SIII. Porque si encima de que, ahora, no puedo tener hijos, no tengo derecho a llorar y pasarlo mal, ni a desahogarme, apaga y vámonos!!
Entendéis lo que intento transmitir, tenemos que pasar el duelo, llevar el peso de la infertilidad, y los que están alrededor, por mucho que les duela, tienen que dejar que esa persona lo viva, forma parte de su proceso, y un día, cuando haya llorado todo lo que tenía que llorar y haya maldecido todo lo que tenía que maldecir, ese día, se levantará con fuerza para poder decir “Aquí estoy” para luchar por ese hijo que quiere tener, y casi seguro que lo consigue, pero aceptemos que no es fácil, y dejemos que cada uno viva su dolor como necesite.
Uffff, me he puesto muy intensa, pero es que cuando leí las palabras de Lorena Pronsky y de Jeff Foster me he emocionado porque reflejaban tanta verdad!
Por favor si estás en este proceso de la infertilidad, léelos, porque seguro te hace sentir bien, puede que al leerlos te pongas a llorar, y te pueda parecer que justamente eso no es sentirse bien, pero créeme, SI, eso es lo que necesitas. Si lloras, es porque lo necesitas.
Cómo afrontar el peso de la infertilidad
Y para todos aquellos que acompañan a personas que les está costando tener hijos, por favor leedlo también, para poder respetar su proceso y ayudarles a llevar el peso de la infertilidad.
Os dejo con ellos:
«Uno tiene que curarse primero.
Te andan obligando a disfrutar el momento, a soltar lo que te hace mal, a dejarte fluir con las circunstancias y a entregarle todo al Universo para que suceda lo que convenga. Uno primero tiene que curarse.
Dejen de mentirle a la gente rota que todos sabemos que a nadie deja de sangrarle la herida por poner las patas en el agua y acariciar al perro mientras se les agradece la existencia a las tostadas que comemos todas las mañanas. La gente pide magia para que no duela y entonces se lo cree, y después los ves por ahí sintiendo culpa por no tener los huevos necesarios para salir a bailar y reírse a carcajadas mientras acaba de enterrar en el medio del pecho al amor de su vida.
Termínenla.
La gente rota guarda pedazos de vida que necesita sanar. Necesitan abrazos que se acomoden como mantas capaces de apretarles bien los cuerpos hasta que dejen de supurar. Tienen que dejar de supurar. Tienen que sanar. Están lastimados, no son boludos. No necesitan escuchar lo que hace rato están tratando de hacer y no pueden. A veces no se puede viejo, no se puede. Es que la vida a veces duele. Duele. Las pérdidas, los desengaños, los desencuentros, los abandonos, las decepciones, los sueños frustrados, las promesas incumplidas… Duele. Todo eso duele.
Entonces antes de meter las patas en el agua y sacarse una selfie acariciando al perro, tienen que sanar. Y para sanar hay que saber frenar. Mirar lo que nos sacudió el cuerpo y el bocho y frenar. Frenar para ver, para entender, para reconstruir y también muchas veces para terminar de destruir. Córtenla con esas boludeces de que el que no se anima no es valiente, agitando esa pseudo libertad que se supone hay que poner en marcha porque mañana puede ser que se termine el cuento.
Dejen de molestar a la gente que está haciendo su duelo, que se está encontrando con su pena con su soledad y sus vacíos. Respeten. No sean mentirosos. Todos sabemos que a veces simplemente no se puede. No se puede. Esa gente se está sanando.
Se está enfrentando a sus fantasmas y a sus tormentas porque para poder salir a bailar con la música a todo lo que da, primero hay que saber curarse. Eso es la vida. Asumirlo es el paso necesario para poder pararse cuando se pueda y como se pueda. No apuren a la gente. Dejen que se curen, carajo, Y después quizá sí. Con menos dolor, con la herida ya sanada y con el cuerpo más liviano, que pongan las patas donde las quieran poner, que cumplan esa cuenta pendiente por hacer, que llamen a quien tengan que llamar, perdonar a quien no pudieron perdonar y que si se les canta el culo le agradezcan al Universo y a las tostadas por todo lo que les da.
Pero dejen que la gente se sane. Dejen que se curen, carajo»
Lorena Pronsky.
Qué os parece? Creo que más claro, conciso y directo no puede ser!!!! Y muchas veces necesitamos una bofetada emocional para tomar conciencia de lo que estamos haciendo…
Y de una forma mucho más poética, os dejo con otro texto que “casualmente” encontré justo después de leer el de Lorena Pronsky.
AGOTAMIENTO SAGRADO
¡Tu agotamiento se honra a sí mismo!
No te apresures a asignarle alguna patología, o a hacerlo desaparecer, porque puede contener gran inteligencia, e incluso, medicina.
Has emprendido un largo viaje desde las estrellas, amigo.
Haz una reverencia a tu agotamiento ahora; deja de luchar contra él.
No hay ninguna vergüenza en admitir que ya no puedes seguir adelante. Incluso los más valientes necesitan descansar.
Porque hay toda una aventura por delante. Y necesitarás de todos tus recursos.
Ven, siéntate frente al fuego de la Presencia.
Deja que el cuerpo se relaje; déjate caer en el silencio aquí. Olvídate de mañana, no te preocupes por el recorrido que falta, y sumérgete en la calidez de esta noche.
Cada gran aventura está nutrida por el descanso que hay en su corazón.
Tu agotamiento es noble, amigo, y contiene poder sanador… si tan sólo lo escuchas…
Jeff Foster
Qué importante es saber en qué momento del proceso estás!! Si estás para meter las patas en el agua o no. Y qué importante respetarse. HAZLO!!
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