Publicado: 18/09/2016 - Actualizado: 20/05/2019
Autor: Antonia González
Hoy quiero escribiros de mis divagaciones, de mis pensamientos, de mis emociones, del alma…no quiero sentar cátedra de nada, y mucho menos ser abanderada de nada, solo expresar lo que siento, y si eso ayuda a alguien, maravilloso, sino también maravilloso… os cuento…
El jueves, estaba yo sentada en mi despacho, esperando a la siguiente paziente, y me dio por pensar, y como siempre, ponerme en el lugar del otro… pensaba que estaría muy nerviosa, casi seguro, porque íbamos a tener la cita, y las dos sabíamos que íbamos a hablar de temas importantes y decisivos para su futuro. Que tendríamos que tomar decisiones… en este proceso de la infertilidad uno está constantemente tomando decisiones… primero, aceptar que hay un problema, que ha pasado demasiado tiempo para empezar a preocuparnos porque el bebé no llega de manera natural (o modo divertido, como muchas lo llamáis).
Hay que tomar la decisión de acudir a un especialista, para que nos asesore de lo que nos está pasando. Este es uno de los grandes pasos. Y el paso más importante, sin duda.
Pero hay otros, no menos importantes…hacer una inseminación artificial o directamente pasar a una fecundación in vitro. O ponernos en manos de Toñi, para que nos encuentre el “porqué” y el “para qué” de esta infertilidad (más bien fertilidad distraída). 😉
Pero el más traumático de todos, es cuando la mujer (o el hombre) tiene que renunciar a su material genético y hacer un tratamiento de reproducción asistida con óvulos de donante o esperma de donante. Ese es durísimo…
Y esta semana, con esta paziente que os decía, teníamos que tomar esa decisión.
El dolor del cuerpo y del Alma
Por otra parte, os diré, que renunciar a tu carga genética para tener a TU hijo, es el acto de amor más grande que jamás he visto, no debéis sentiros mal por hacerlo, TODO lo contrario, sois puro amor, sois pura valentía.
Dicho esto, sigo, pues pensaba en ella, en cómo estaría de emocionada, nerviosa, tensa… por tener que tomar esa decisión y hablar de ella…
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Pero fui más allá, pensaba en esa primera vez que yo fui a la consulta de Gabriela Cunha, mi terapeuta, y lo muuuuucho que me costó entrar por esa puerta, de hecho anulé un par de veces nuestra cita. Estaba muerta de miedo y de dolor…. Dolor emocional…. Pero llega un momento, que el miedo y el dolor que vives en el día a día, es tan grande, tan fuerte, que el entrar en esa consulta, dispuesta a abrir tu caja de Pandora, empieza a ser lo menos doloroso… la verdad es que nunca deberíamos llegar a tanto sufrimiento para pedir ayuda, pero eso se va aprendiendo con el tiempo y a base de palos…
Y pensando en todo esto, me llegó la pregunta: Qué duele más, una fecundación in vitro o ir a la consulta de una psicóloga? Que duele más, que el ginecólogo te meta la sonda del ecógrafo por la vagina (que no puede haber nada más invasivo que eso, por cierto) o que tengas que desnudar tu alma delante de la psicóloga? Que da más miedo?
Pues esto me lo preguntaba el jueves entre consulta y consulta… tengo la mala costumbre de practicar la empatía, y pienso en que el paziente se sienta lo más cómodo posible, lo menos violento….
Y sé, porque soy mujer y he ido al ginecólogo, que a pesar de que la consulta para hacer una ecografía de seguimiento de una fecundación in vitro o una inseminación, es un rollo, y muchas veces muy molesto o doloroso físicamente. Duele mucho más pasar una hora llorando. Pero sobre todo, duele más el PRE, el pensar lo que va a suceder…ese adelantarnos siempre a todo lo que va a pasar, y que luego la realidad no tiene nada que ver con lo que imaginamos…
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Pero al final, esa hora horrible llorando y sacando tus miserias, te SANA, te limpia el alma, te deja como nueva. Pero no consiste solo en llorar, sobre todas las cosas consiste en tomar conciencia, en darte cuenta, uyyy y eso ya sí que es pa morirse…
Me encantaría, que vosotras y vosotros, que habéis pasado por esa situación, que hayáis pasado por un tratamiento de reproducción asistida y que también hayáis hecho terapia, me contéis como lo habéis vivido vosotr@s. Porque eso me ayuda a entender más al ser humano.
Y os digo más, me produce mucha frustración ver a personas que con tres sesiones de terapia, su vida cambiaría, serían mucho más felices, trabajarían, por ejemplo, el duelo que tienen enquistado, y el embarazo llegaría más fácilmente. Esto es algo que no llevo muy bien, porque el que está fuera, el que lo ve clarísimo, no puede hacer nada por el otro, solo informar, nada más.
Pero luego tomo conciencia de que cada uno tiene sus tiempos y sus procesos, y me relajo….pero es que da tanto miedo…verdad?
Nota: paziente (forma cariñosa de llamar a mis valientes, porque los que ellos buscan es la paz interna)
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