Publicado: 04/09/2014 - Actualizado: 16/05/2019
Autor: Antonia González
Hola hermosas, aquí me tenéis, y esta vez para hablaros de cosas menos agradables, como un test de embarazo negativo, pero que forman parte de la vida también, porque obviamente no siempre todo es maravilloso, ni todas las mujeres que pasan por mi consulta de fertilidad se quedan embarazadas…ya me gustaría a mí ya…. Pero por desgracia no es así…
Y espero que mis palabras de hoy, puedan ayudaros a todas aquellas que estáis en este proceso tan doloroso, y que, aunque sea en la distancia y sin ni siquiera conocernos, os pueda dar un poco de alivio.
Lo primero que quiero transmitir, y la verdad, PARA eso he escrito este artículo, es que, como os he dicho en multitud de ocasiones (pero que nunca viene mal recordarlo) OS DEIS PERMISO A ESTAR MAL.
Vamos a ver, tenemos todas las esperanzas puestas en el tratamiento que estamos haciendo, o estamos a la espera de la regla o no regla, en un ciclo natural, lo normal es que nos llevemos una desilusión enorme!!!
Lo normal es llorar!!
Lo normal es tener rabia con la vida!!
Lo normal es no querer pasar de nuevo por esta situación!! ESO es lo normal… Y que incluso nos planteemos tirar la toalla!!
Entiendo que la gente que hay a nuestro alrededor solo quieren que estemos bien, que siempre dicen eso de “Va, no pasa nada, otra vez será”…
PERDON???!!! SI PASA, a mí, me pasa!!! Estoy mal, estoy destrozada y TENGO DERECHO a estarlo!!
Pero si nos ponemos en el lugar de nuestra pareja, hombre o mujer, da igual, ell@s también lo pasan mal, ojo, pero lo que piensan es “Tiene que haber alguien fuerte” y esos, son ellos….
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Os aclaro que los hombres, sobre todo, lo pasan muy mal, porque la mayoría de las veces les cuesta relacionarse con sus emociones y mostrar sus sentimientos, y si encima ven a la persona que más quieren llorando, ahí ya sí, ahí se ponen la armadura y «aquí no ha pasado nada».
Entiendo que desde el punto de vista de la “madre”, se siente un poco incomprendida, abandonada, como que una se pregunta: “Pero bueno, a él no le afecta o qué? A él le da lo mismo ser padre!”
NOOOOOO error, a él le afecta y MUCHO, insisto, pero tienen que hacerse los fuertes y manejar el barco en la tormenta, está en su educación, en su cultura, en su ADN.
Por eso, si estáis pasando por este momento horrible, no culpéis a vuestro compañero de viaje, él lo hace lo mejor que puede o sabe, vale?
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Otra cosa que quiero que os quede bien clara, es que cada regla, cada intento fallido, sea por reproducción asistida o coito natural, siempre se tiene la sensación de que se ha producido una muerte, que hemos perdido algo…y no estamos acostumbrad@s a perder, y nos relacionamos fatal con la pérdida… y cada pérdida tiene UN DUELO, sí señoras, tiene un duelo y tenemos que pasar por él, y si nos lo saltamos, si lo vivimos con una sonrisa, con un “Aquí no pasa nada”, en el futuro dará la cara.
Lo que os estoy diciendo es que si tenéis ganas de llorar lloréis, si tenéis ganas de chillar, chilléis, y si hoy no os queréis levantar de la cama, no lo hagáis, pero no os esforcéis en estar bien, si no es así!!!!
NO somos máquinas, vale?
El duelo, tan importante, consiste en despedirse, en dejar ir, lo que pudo ser y no fue.
Y os dejo unas palabras de Louise Hay, que a mí me llegaron al alma y que creo que os pueden ayudar mucho para pasar el duelo después de un negativo (también lo podemos aplicar a cambios en nuestra vida, trabajo, casa, despedidas, separaciones, muertes…):
«Dejar ir» no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo por otra persona.
«Dejar ir» no es aislarme, es darse cuenta que no puedo controlar a otro.
«Dejar ir» no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.
«Dejar ir» es admitir la impotencia, que significa que el resultado no está en mis manos.
«Dejar ir» no es tratar de cambiar o culpar a otro, es sacar lo máximo de mí mismo.
«Dejar ir» no es cuidar, sino atender.
«Dejar ir» no es reparar, sino ser de apoyo.
«Dejar ir» no es juzgar, sino permitirle a otro que sea un ser humano.
«Dejar ir» no es estar en el medio arreglando todos los resultados, sino permitir a otros que influyan en sus propios destinos.
«Dejar ir» no es ser protector, es permitir a otro que enfrente la realidad.
«Dejar ir» no es negar, sino aceptar.
«Dejar ir» no es regañar, reprender o discutir, sino buscar mis propios defectos y corregirlos.
«Dejar ir» no es ajustar todo a mis deseos, sino tomar cada día como viene y apreciarme a mí mismo en él.
«Dejar ir» no es lamentar el pasado, sino crecer y vivir para el futuro.
«Dejar ir» es temer menos y Amar más.
Un abrazo largo….
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